
Nuestra Declaración de Fe





La Misión Internacional de Restauración Cristiana "Espíritu de Vida", el Ministerio Internacional de Capellanía del Ecuador (International Chaplaincy Ministry), su Presidente junto con su Directiva CREEN FIELMENTE a lo establecido por la Palabra de Dios y nos mantendremos firmes en las Sagradas Escrituras como nuestra única regla de fe y conducta. Esta Declaración de verdades fundamentales tiene por objeto simplemente ser una manera de confraternidad entre nosotros "que todos hablemos una misma cosa" (1Corintios 1:10; Hechos 2:42).
La fraseología que se usa en esta declaración no es inspirada ni disputada, pero la verdad que se presenta se considera esencial para un ministerio del evangelio completo. Tampoco se afirma que esta declaración contenga toda la verdad bíblica, sólo que abarca nuestra necesidad tocante a estas doctrinas fundamentales.
La presente Declaración de Fe consta de dieciocho Artículos que son redactados a continuación:
ARTICULO 1. LA INSPIRACIÓN DE LAS ESCRITURAS:
Las Escrituras, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento, son verbalmente inspiradas por Dios y son la revelación de Dios para el hombre, la regla infalible y autoritaria de fe y conducta. (2 Timoteo 3:15-17; 1 Tesalonicenses 2:13; 2 Pedro 1:21).
ARTICULO 2. EL ÚNICO DIOS VERDADERO:
El único Dios verdadero se ha revelado como el eterno existente en sí mismo "YO SOY", el Creador del cielo y de la tierra y Redentor de la humanidad. Se ha revelado también encarnando los principios de relación y asociación como el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo. (Deuteronomio 6:4; Isaías 43:10-11; Mateo 28:19; Lucas 3:22).
ARTICULO 3. LA DEIDAD ADORABLE
a. Definición de vocablos:
Los vocablos trinidad y personas, según se relacionan con la Deidad, aunque no se encuentran en la Biblia, son vocablos que están en armonía con ella, por lo tanto, podemos comunicar a los demás nuestro entendimiento inmediato de la doctrina de Cristo respecto al Ser de Dios, según se distingue de "muchos dioses y muchos señores". Por lo tanto, podemos hablar debidamente del Señor nuestro Dios, que es un solo Señor, como una Trinidad o como un Ser de tres personas, sin apartarnos por ello de las enseñanzas bíblicas. (Mateo 28:19; 2 Corintios 13:14; Juan 14:16-17).
b. Distinción y relación en la Deidad:
Cristo enseñó una distinción de personas en la Deidad que expresó en términos específicos de relación, como Padre, Hijo y Espíritu Santo, pero que esta distinción y relación, en lo que a su forma se refiere es inescrutable e incomprensible, pues la Biblia lo explica. (Lucas 1:35; 1 Corintios 1:24; Mateo 11:25-27; 28:19; 2 Corintios 13:14; 1 Juan 1:3-4).
c. Unidad del Único Ser del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo:
Por lo tanto, de la misma manera, hay eso en el Padre que lo constituye Padre y no Hijo; hay eso en el Hijo que lo constituye Hijo y no Padre; y hay eso en el Espíritu Santo que lo constituye Espíritu Santo y no Padre ni Hijo. Por lo que el Padre es el Engendrador; el Hijo es el Engendrado; y el Espíritu Santo es el que procede del Padre y del Hijo. Así que, por cuanto estas tres personas de la Deidad están en un estado de unidad, existe un solo Señor Dios Todopoderoso y tiene un solo nombre (Juan 1:18; 15:26; 17:11, 21; Zacarías 14:9).
d. Identidad y cooperación en la Deidad:
El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo no son idénticos en lo que respecta a persona; ni se les confunde en cuanto a relación; ni están divididos en cuanto a la Deidad; ni opuestos en cuanto a cooperación. El Hijo está en el Padre y el Padre está en el Hijo en cuanto a relación. El Hijo está con el Padre y el Padre está con el Hijo, en cuanto a confraternidad. El Padre no procede del Hijo, sino el Hijo procede del Padre, en lo que respecta a autoridad. El Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo, en cuanto a naturaleza, relación, cooperación y autoridad. Por tanto, ninguna de las personas de la Deidad existe ni opera separada o independientemente de las otras (Juan 5:17-30,32,37; 8:17-18).
e. El título Señor Jesucristo:
El título Señor Jesucristo es un nombre propio. En el Nuevo Testamento nunca se le aplica al Padre ni al Espíritu Santo. Pertenece exclusivamente al Hijo de Dios (Romanos 1:1-3,7; 2 Juan 3).
f. El Señor Jesucristo, Dios con nosotros:
El Señor Jesucristo, en lo que respecta a su naturaleza divina y eterna, es el verdadero y unigénito Hijo del Padre, pero en lo que respecta a su naturaleza humana, es el verdadero Hijo del Hombre. Por lo tanto, se le reconoce como Dios y hombre quien, por ser Dios y hombre, es "Emanuel", Dios con nosotros (Mateo 1:23; 1 Juan 4:2, 10-14; Apocalipsis 1:13-17).
g. El título Hijo de Dios:
Siendo que el nombre Emanuel abarca lo divino y lo humano, en una sola persona, nuestro Señor Jesucristo, el título Hijo de Dios describe su debida deidad, y el título Hijo del Hombre su debida humanidad. De manera que el título Hijo de Dios pertenece al orden de la eternidad, y el título Hijo del Hombre al orden del tiempo (Mateo 1:21-23; 2 Juan 3; 1 Juan 3:8; Hebreos 7:3; 1:1-13).
h. Transgresión de la doctrina de Cristo:
Por tanto, es una transgresión de la doctrina de Cristo decir que el Señor Jesús derivó el título de Hijo de Dios sólo del hecho de la encarnación, o por su relación con la economía de la redención. De modo que negar que el Padre es un Padre verdadero y eterno y que el Hijo es un Hijo verdadero y eterno es negar la distinción y relación en el Ser de Dios; una negación del Padre y del Hijo; y una substitución de la verdad de que Jesucristo fue hecho carne (2 Juan 9; Juan 1:1-2, 14, 18, 29,49; 1 Juan 2:22-23; 4:1-5; Hebreos 12:2).
i. Exaltación de Jesucristo como Señor:
El Hijo de Dios, nuestro Señor Jesucristo, después de limpiarnos del pecado con su sangre, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, sujetando a los ángeles, principados, y potestades. Después de ser hecho Señor y Cristo, envió al Espíritu Santo para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla y confiese que Jesucristo es el Señor para la gloria de Dios el Padre hasta el fin, cuando el Hijo se sujete al Padre para que Dios sea todos en todo (Hebreos 1:3; 1 Pedro 3:22; Hechos 2:32-36; Romanos 14:11; 1 Corintios 15:24-28).
j. Igual honor para el Padre y el Hijo:
Siendo que el Padre ha dado al Hijo todo juicio, no es solo un deber de todos en el cielo y en la tierra postrarse ante El, sino que es un gozo inefable en el Espíritu Santo adscribir al Hijo todos los atributos de la deidad y rendirle todo el honor y la gloria contenidos en todos los nombres y títulos de la Deidad excepto los que denotan relación (v. párrafos b, c y d), honrando así al Hijo como se honra al Padre (Juan 5:22-23; 1 Pedro 1:8; Apocalipsis 5:6-14; Filipenses 2:8-9; Apocalipsis 7:9-10; 4:8-11).
ARTICULO 4. EL SEÑOR JESUCRISTO COMO EL HIJO DEL HOMBRE:
La Biblia declara: a. Su nacimiento virginal (Mateo 1:23; Lucas 1:31,35).
b. Su vida sin pecado (Hebreos 7:26; 1 Pedro 2:22).
c. Sus milagros (Hechos 2:22; 10:38).
d. Su obra vicaria en la cruz (1 Corintios 15:3; 2 Corintios 5:21).
e. Su resurrección corporal de entre los muertos (Mateo 28:6; Lucas 24:39; 1Corintios 15:4).
f. Su exaltación a la diestra de Dios (Hechos 1:9,11; 2:33; Filipenses 2:9-11; Hebreos 1:3).
ARTICULO 5. EL ESPÍRITU SANTO
El Espíritu Santo es la Tercera Persona de la Trinidad, con los mismos atributos que tiene el Padre y Jesucristo. El Espíritu Santo está presente en estos tiempos en la Iglesia y su obra es convencer al mundo de pecado, obrando en arrepentimiento, regenerando, santificando a todos los que creen y guiando a toda verdad. (Juan 7:39; 14:15-18, 26; 16:7-15; Hechos 2:33; 15:8-9; Romanos 8:1-27; Gálatas 3:1-14; 4:6; Efesios 3:14-21; 1 Tesalonicenses 4:7-8; 2 Tesalonicenses2:13; 1 Pedro 1:2; 1 Juan 3:24; 4:13)
a. El Espíritu Santo es el Espíritu de Dios, plenamente divino.
b. Inspiró a los santos hombres de la antigüedad a escribir las Escrituras.
c. Mediante la iluminación, capacita a los hombres para comprender la verdad.
d. Exalta a Cristo. Convence a los hombres de pecado, de justicia y de juicio.
e. Llama a los hombres al Salvador y efectúa la regeneración.
f. En el momento de la regeneración, bautiza a cada creyente en el Cuerpo de Cristo.
g. Cultiva el carácter cristiano, consuela a los creyentes y les otorga los dones espirituales mediante los cuales sirven a Dios a través de su iglesia.
h. Sella al creyente para el día de la redención final.
i. Su presencia en el cristiano es la garantía de que Dios lo llevará a la plenitud de la estatura de Cristo.
j. Ilumina y capacita al creyente y a la iglesia en la adoración, la evangelización y el servicio.
ARTICULO 6. LA CAÍDA DEL HOMBRE:
El hombre fue creado bueno y justo; porque Dios dijo: "Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza". Sin embargo, el ser humano por su propia voluntad cayó en transgresión, incurriendo así no sólo la muerte física sino también la espiritual, que es la separación de Dios (Génesis 1:26-27; 2:17; 3:6; Romanos 5:12-19).
ARTICULO 7. LA SALVACIÓN DEL HOMBRE:
La única esperanza de redención para el hombre es a través de la sangre derramada de Jesucristo, el Hijo de Dios.
a· Condiciones para la salvación. La salvación se recibe a través del arrepentimiento para con Dios y la fe en el Señor Jesucristo.
El hombre se convierte en hijo y heredero de Dios según la esperanza de vida eterna por el lavamiento de la regeneración, la renovación del Espíritu Santo y la justificación por la gracia a través de la fe (Lucas 24:47; Juan 3:3; Romanos 10:13-15; Efesios 2:8; Tito 2:11; 3:5-7).
b. Evidencias de la salvación. La evidencia interna de la salvación es el testimonio directo del Espíritu. La evidencia externa ante todos los hombres es una vida de justicia y verdadera santidad (Romanos 8:16; Efesios 4:24; Tito 2:12).
ARTICULO 8. DOCTRINAS DE LA SALVACION a. El Llamamiento Eficaz: A aquellos a quienes Dios ha predestinado para vida, tiene a bien en su tiempo señalado y aceptable, llamar eficazmente por su Palabra y Espíritu, sacándolos del estado de pecado y muerte en que están por naturaleza y llevándolos a la gracia y la salvación por Jesucristo. (Romanos 8:28-30; 9:22-25; 1 Corintios 1:26-28; 2 Timoteo 1:9). b. El Arrepentimiento:
El arrepentimiento bíblico comienza en Dios, no en el hombre; Juan 6:44 dice: "Ningún hombre puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere...". Por esta razón, la crisis suprema de todo ser humano llega en el momento en el que el Espíritu Santo le llama al arrepentimiento y la persona dice, "Sí" a esa convicción que da lugar a la fe salvadora; si es rechazada, la persona continuará en su camino de pecado propio. el arrepentimiento es un dolor por el pecado es por eso que la escritura exhorta a no endurecer los corazones. Aunque el arrepentimiento es iniciado por Dios, solo se completa con la respuesta del hombre. Por este motivo, el decreto de Dios es que todos los hombres tienen que arrepentirse, toda la Escritura es absolutamente unánime sobre este punto. (Juan 6:44; Hebreos 3:8; Hechos 17:30; Lucas 13:3-5; 2 Corintios 7:10; Hechos 11:18; Hechos 2:36-39; 1 Juan 1:8-10).
c La Fe Salvadora:
La fe salvadora en la Biblia se manifiesta a través del creer en Jesús y la confianza en su sacrificio. Igual que la gracia, es un trabajo del Espíritu Santo. Sin esta fe es imposible la salvación y el agradar a Dios. (Juan 3:16; Efesios 2:8-9; Romanos 10:9-10).
d. La Gracia: La gracia es el favor inmerecido por el cual Dios rescata al hombre, habilitándole para una vida nueva, pasando por alto en su paciencia los pecados pasados. El cristiano debe guardarse en la gracia y el amor de Dios. (Romanos 3:24-25; Tito 2:11-12: Juan 1:17; Efesios 2:8)
e. El Perdón: El perdón se entiende de dos maneras: 1. Como un atributo de Dios: permite la expiación de los pecados a través del arrepentimiento y la fe en Jesucristo.
2. Una obligación mutua entre creyentes: Perdonar las ofensas recibidas.
El perdón divino libera del juicio y la culpa, mientras que el perdón humano restaura relaciones y refleja la gracia de Dios (
f. La Justificación:
A quienes Dios llama eficazmente, también justifica gratuitamente, no infundiéndoles justicia y rectitud sino perdonándoles sus pecados, y considerando y aceptando sus personas como justas. (1. Ro. 3:24; 5:1; 8:30).
g. La Reconciliación:
Dios es Santo y el hombre es pecador, a causa del pecado el hombre es enemigo de Dios y expuesto a la condenación eterna. El Padre en muestra de Su infinito amor envía a Cristo como el único medio de reconciliar al hombre perdido, con Su muerte Jesús pagó por nuestros pecados, por tanto, cuando lo recibimos, SU JUSTICIA es imputada o puesta en nuestra cuenta y de esa manera el hombre es reconciliado con el Padre. Como cristianos, el mensaje que se nos ha dado para compartir con todos es que Cristo murió por todos para que pudiéramos ser hechos justicia de Dios en Cristo. (Juan 3:16-17; Romanos 5: 6-11; 2 Corintios 5:18-20)
h. La Elección:
La Biblia enseña que Dios, antes de la fundación del mundo, escogió a ciertos individuos de la raza humana pecadora para ser objeto de su favor inmerecido. A estos, y solo a estos, se propuso salvar. (Romanos 3:9-18; 1 Tesalonicenses 1:4; 2 Tesalonicenses 2:13; Efesios 1:3-6; Deuteronomio 7:6-8; Romanos 9:10-13; 1 Corintios 1:26-31; Hechos 13:48; Juan 15:16; 2 Pedro 1:5-11)
i. La Adopción: A Dios se dignó, en su único Hijo Jesucristo y por amor de éste, hacerles partícipes de la gracia de la adopción, por la cual son incluidos en el número de los hijos de Dios y gozan de sus libertades y privilegios, tienen su nombre escrito sobre ellos, reciben el espíritu de adopción, tienen acceso al trono de la gracia con confianza, reciben capacitación para clamar: "Abba, Padre," reciben compasión, protección, provisión y corrección como por parte de un Padre, nunca son desechados, sino que son sellados para el día de la redención, y heredan las promesas como herederos de la salvación eterna. (Ef. 1:5; Gá.4:4-5).
j. La Redención: La redención es la liberación del poder de un dominio ajeno y el disfrute de la libertad resultante. En su sentido original y en su uso bíblico, la redención está íntimamente asociada con las ideas de rescate y sustitución. A menudo implica la idea de la restauración de quien posee un derecho o interés más fundamental.
Cristo nos redimió de todo pecado y condenación: 1. Nos redime de la maldición de la ley (Gálatas 3:13; 4:5).
2. Nos redime del reino de las tinieblas (Colosenses 1:13-14).
3. Nos redime de todo mal, angustia, adversidad y esclavitud (Éxodo 6:6; Deuteronomio 15:15; Génesis 48:16; Salmo 25:22; 1 Reyes 1:29; 2 Samuel 4:9).
4. Nos redimirá de la muerte y del infierno.
5. La obra redentora final será la redención de nuestros cuerpos (Romanos 8:22-23; Filipenses 3:20-21; 1 Corintios 15:52; Efesios 1:14; Job 19:25-27; Oseas 13:14; Salmo 49:15).
k. La Conversión:
La conversión es una respuesta voluntaria al llamado del evangelio, en la que nos arrepentimos sinceramente de nuestros pecados y depositamos nuestra confianza en Jesucristo para la salvación.
l. La Regeneración: El renacimiento espiritual es un evento único. No hay apoyo bíblico para que una persona nazca de nuevo varias veces. Una vez que una persona realmente llega a la fe en Cristo, comienza una nueva vida en Cristo, que continúa desde ese punto hasta la eternidad futura con el Señor. (Juan 3:3-6,16-17; 2 Corintios 5:17; Efesios 2:10; Tito 3:15; 1 Pedro 2:1-5)
m. La Glorificación:
La glorificación es el paso final en la aplicación de la redención. Ocurrirá cuando Cristo regrese y resucite los cuerpos de todos los creyentes que han fallecido para siempre, los reúna con sus almas y transforme los cuerpos de todos los creyentes que siguen vivos, dándoles así a todos los creyentes, al mismo tiempo, cuerpos de resurrección perfectos como el suyo. (Romanos 8:23-25; Romanos 8:30; Hebreos 11:13-16; Job 19:25-27; 1 Corintios 15:12-14; Daniel 12:2; 1 Corintios 15:50-55; Filipenses 1:21-23; Filipenses 3:20-21; 1 Juan 3:2-3)
n. La Santificación:
La santificación es un acto de separación de todo lo malo, y de dedicación a Dios La Biblia prescribe una vida de "santidad sin la cual nadie verá al Señor". Por el poder del Espíritu Santo podemos obedecer el mandato que dice: "Sed santos porque yo soy santo".
La Santificación se efectúa en el creyente cuando este reconoce su identidad con Cristo en su muerte y su resurrección, y por fe se propone vivir cada día en esta unión con Cristo, y somete todas sus facultades al dominio del Espíritu Santo. (Romanos 12:1-2; 1 Tesalonicenses 5:23; Hebreos 13:12; Hebreos 12:14; 1 Pedro 1:15-16; Romanos 6:1-11-13; 8:1-2,13; Gálatas 2:20; Filipenses 2:12-13; 1 Pedro 1:5).
o. La perseverancia de los Santos:
Aquellos a quienes Dios ha aceptado en el Amado, y los ha llamado eficazmente y santificado por su Espíritu, y a quienes ha dado la preciosa fe de sus escogidos, no pueden caer ni total ni definitivamente del estado de gracia, sino que ciertamente perseverarán en él hasta el fin, y serán salvos por toda la eternidad, puesto que los dones y el llamamiento de Dios son irrevocables, por lo que El continúa engendrando y nutriendo en ellos la fe, el arrepentimiento, el amor, el gozo, la esperanza y todas las virtudes del Espíritu para inmortalidad y aunque surjan y les azoten muchas tormentas, nunca podrán arrancarles del fundamento y la roca a que por la fe están aferrados, ellos serán guardados sin ninguna duda por el poder de Dios para salvación en la que gozarán de su posesión adquirida al estar ellos esculpidos en las palmas de sus manos y sus nombres escritos en el libro de la vida desde toda la eternidad.
Esta perseverancia de los santos depende no de su propio libre albedrío, sino de la inmutabilidad del decreto de elección que fluye del amor libre e inmutable de Dios el Padre, sobre la base de la eficacia de los méritos y la intercesión de Jesucristo y la unión con El, del juramento de Dios, de la morada de su Espíritu, de la simiente de Dios que está en los santos y de la naturaleza del pacto de gracia, de todo lo cual surgen también la certeza y la infalibilidad de la perseverancia. (Juan 6:44; Efesios 1: 4; Filipenses 1:6; Juan 10:27-29; Jeremías 31:33-34; Romanos 8:35-39; Efesios 1:13-14).
p. La Seguridad de la Gracia y la Salvación:
Los que creen verdaderamente en el Señor Jesús y le aman con sinceridad, pueden en esta vida estar absolutamente seguros de hallarse en el estado de gracia, y pueden regocijarse en la esperanza de la gloria de Dios; y tal esperanza nunca les avergonzará.
La seguridad de la salvación de los verdaderos creyentes puede ser zarandeada, disminuida e interrumpida de diversas maneras, sin embargo, mediante la operación del Espíritu, esta seguridad puede ser revivida con el tiempo, los verdaderos creyentes son preservados de caer en total desesperanza. (Jeremías 17:9; Mateo 7:21-27; Romanos 5:2,5; 8:14-17; 1 Juan 3:9; Gálatas 4:4-7).
ARTICULO 9. LAS ORDENANZAS DE LA IGLESIA:
a. El bautismo en agua
Las Escrituras establecen la ordenanza del bautismo en agua por inmersión. Todos los que se arrepienten y creen en Cristo como Salvador y Señor deben ser bautizados. De esta manera declaran ante el mundo que han muerto con Cristo y que han sido resucitados con El para andar en nueva vida (Mateo 28:19; Marcos 16:16; Hechos 10:47, 48; Romanos 6:4).
b. La Santa Comunión
Señor, que consiste en la participación de las especies eucarísticas; el pan y el fruto de la vid, es el símbolo que expresa nuestra participación de la naturaleza divina de nuestro Señor Jesucristo; un recordatorio de sus sufrimientos y su muerte y una profecía de su segunda venida (un mandato para todos los creyentes) "¡hasta que él venga!". (2 Pedro 1:4; 1 Corintios 11:26; 1 Corintios 11:26)
ARTICULO 10. LA LLENURA (EL BAUTISMO) DEL ESPÍRITU SANTO
Todos los creyentes tienen el derecho de recibir y deben buscar fervientemente la promesa del Padre, La Llenura (el bautismo) del Espíritu Santo, según el mandato del Señor Jesucristo. Esta era la experiencia normal y común de toda la primera iglesia cristiana. Con la llenura o bautismo viene una investidura de poder para la vida y el servicio y la concesión de los dones espirituales y su uso en el ministerio.
Esta experiencia es distinta a la del nuevo nacimiento y subsecuente a ella. Con la llenura (bautismo) en el Espíritu Santo el creyente recibe experiencias como la de ser lleno del Espíritu, una reverencia más profunda para Dios, una consagración más intensa a Dios y dedicación a su obra y un amor más activo para Cristo, para su Palabra y para los perdidos. (Lucas 24:49; Hechos 1:4,8; 1 Corintios 12:1-31; Hechos 8:12-17; 10:44-46; 11:14-16; 15:7-9; Juan 7:37-39; Hechos 4:8; Hechos 2:43; Hebreos 12:28; Hechos 2:42; Marcos 16:20).
ARTICULO 11. LA IGLESIA Y SU MISIÓN:
La Iglesia es el cuerpo de Cristo, la morada de Dios por el Espíritu Santo, con el encargo divino de llevar a cabo su Gran Comisión. Todo creyente, nacido del Espíritu Santo, es parte integral de la Asamblea General (Iglesia) de los primogénitos, que están inscritos en los cielos (Efesios 1:22-23; 2:22; Hebreos 12:23).
Siendo que el propósito de Dios en relación con el hombre es buscar y salvar lo que se había perdido, ser adorado por el ser humano y edificar un cuerpo de creyentes a la imagen de su Hijo, es esta entonces la principal razón de la "Misión Internacional de Restauración Cristiana "Espíritu de Vida", el "Ministerio Internacional de Capellanía del Ecuador" (INTERNATIONAL CHAPLAINCY MINISTRY) y cada miembro:
a. Ser un Creyente de Dios para la evangelización del mundo (Hechos 1:8; Mateo 28:19-20; Marcos 16:15-16).
b. Ser un cuerpo corporativo en el que el hombre pueda adorar a Dios (1 Corintios 12:13).
c. Ser un canal para el propósito de Dios de edificar a un cuerpo de santos siendo perfeccionados a la imagen de su Hijo (Efesios 4:11-16; 1 Corintios 12:28; 14:12).
La "Misión Internacional de Restauración Cristiana "Espíritu de Vida" y el Ministerio Internacional de Capellanía del Ecuador (INTERNATIONAL CHAPLAINCY MINISTRY), existen expresamente para dar continuo énfasis a esta razón de ser según el modelo apostólico del Nuevo Testamento enseñando a los creyentes y alentándolos a que sean llenos del Espíritu Santo.
Esta experiencia: a. Los capacita para evangelizar en el poder del Espíritu con señales y Milagros (Marcos 16:15-20; Hechos 4:29-31; Hebreos 2:3-4).
b. Agrega una dimensión necesaria a la adoración y a la relación con Dios (1 Corintios 2:10-16; 1 Corintios 12-14). c. Los capacita para responder a la plena manifestación del Espíritu Santo en la expresión de frutos, dones y ministerios como en los tiempos del Nuevo Testamento para la edificación del cuerpo de Cristo. (Gálatas 5:22-26; 1 Corintios 14:12; Efesios 4:11-12; 1 Corintios 12:28; Colosenses 1:29).
ARTICULO 12. EL MINISTERIO:
Nuestro Señor ha provisto un ministerio divinamente llamado y ordenado con el triple propósito de dirigir a la Iglesia en:
a. La evangelización del mundo (Marcos 16:15-20),
b. La adoración a Dios (Juan 4:23-24)
c. La edificación de un cuerpo de santos, para perfeccionarlos a la imagen de su Hijo (Efesios 4:11, 16).
ARTICULO 13. DERECHOS Y DEBERES CIVILES
Como Iglesia de Cristo bajo estamos en perfecto acuerdo con la separación entre la Iglesia y el Estado. Ninguno debe intervenir en los asuntos propios del otro, pues así se cumple el precepto bíblico "Respondiendo Jesús, les dijo: Dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios. Y se maravillaron de él". Nuestro legado es asistir y ser parte activa en la colaboración, la solidaridad y el apoyo espiritual y material que cubra las necesidades de los ciudadanos y de acuerdo a las posibilidades de la Iglesia
Los creyentes pueden participar en actividades cívicas, participar en el voto para la elección de dignidades gubernamentales de acuerdo con sus preferencias políticas, pero siempre reflejando sus ideas personales y no a nombre d la Iglesia.
La Iglesia estará para instruir, pero en ningún momento o situación para tomar decisiones que no corresponden por ser un ente espiritual y de conciencia. Al mismo tiempo, todos los cristianos deben obedecer a las autoridades civiles, leyes y disposiciones que de ellas emanen, siempre que no contradigan sus principios cristianos o los obliguen a hacer cosas en contra de su conciencia, la verdad y la justicia. (Marcos 12:17) Romanos 13:1-7.
ARTICULO 14. SANIDAD DIVINA:
La sanidad divina es una parte integral del evangelio. La liberación de la enfermedad ha sido provista en la expiación y es el privilegio de todos los creyentes (Isaías 53:4-5; Mateo 8:16-17; Santiago 5:14-16).
ARTICULO 15. LA ESPERANZA BIENAVENTURADA:
La resurrección de los que han muerto en Cristo y su arrebatamiento junto con los que estén vivos cuando sea la venida del Señor es la esperanza inminente y bienaventurada de la Iglesia. (1Tesalonicenses 4:16-17; Romanos 8:23; Tito 2:13; 1 Corintios 15:51-52).
ARTICULO 16. EL REINO MILENARIO DE CRISTO:
La segunda venida de Cristo incluye el arrebatamiento de los santos, que es nuestra esperanza bienaventurada, seguido por el regreso visible de Cristo con sus santos para reinar sobre la tierra por mil años).
Este reino milenario traerá la salvación de Israel como nación y el establecimiento de una paz universal. (Zacarías 14:5; Mateo 24:27-30; Apocalipsis 1:7; 19:11-14; 20:1-6; Ezequiel 37:21-22; Sofonías 3:19-20; Romanos 11:26-27; Isaías 11:6-9; Salmo 72:3-8; Miqueas 4:3-4).
ARTICULO 17. EL JUICIO FINAL:
Habrá un juicio final en el que los pecadores muertos serán resucitados y juzgados según sus obras. Todo aquel cuyo nombre no se halle en el Libro de la Vida, será confinado a sufrir castigo eterno en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda, junto con el diablo y sus ángeles, la bestia y el falso profeta (Mateo 25:46; Marcos 9:43-48; Apocalipsis 19:20; 20:11-15; 21:8).
ARTICULO 18. LOS CIELOS NUEVOS Y LA TIERRA NUEVA:
"Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia"
La esperanza de los cielos nuevos y la tierra nueva es la promesa bíblica de una nueva creación tras el juicio final, donde el pecado y sus consecuencias desaparecerán, y Dios morará con su pueblo. Esta esperanza implica una renovación total del universo, con la desaparición de la muerte, el sufrimiento y el llanto. (2 Pedro 3:13; Apocalipsis 21:22).
Amen, Amen y Amen.......
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Autoría, redacción y adaptación: Rev. Jorge Tapia P.
Nota: Prohibido el uso parcial o total de la Declaración de Fe de la Misión Internacional de Restauración Cristiana "Espíritu de Vida" y el Ministerio Internacional de Capellanía del Ecuador, sin la debida autorización.